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Enfermedad I (Sejmet)

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SÍNTOMAS: una venta al pasado


No se dio cuenta de lo avanzada que estaba la noche hasta que por fin terminó con su trabajo. Raphael estaba tan concentrado, que ni siquiera se había percatado del concierto nocturno que se celebra en esos momentos. Desde las montañas podían escucharse con claridad a las manadas de lobos ayudado insistentemente.

 -¿Ocurrirá algo?- se preguntó el arcángel acercándose a la ventana.

 Entonces descubrió la luna llena brillando en el cielo, iluminaba tan bien el escenario nocturno, que el exterior podía verse con facilidad. Un aullido lleno de melancolía antecedía al resto de la manada, por algún motivo se sintió atraído a las montañas, ¿sería la luna llena? o ¿tal vez los lamentos de los lobos?... no sabía por qué, pero pensó en que si iba a las montañas se encontraría con ella. Sin pensarlo demasiado tomó un abrigo ligero, desplegó sus alas blancas y salió volando en dirección del canto de los lobos. La encontró sentada al estilo canino justo en la orilla de un risco, con su blanco pelaje brillando a la luz de la luna, algunos mechones grises en su cabeza y sus ojos esmeralda clavados en el cielo, el ángel intentó permanecer alejado para no perturbarla, pero aún siendo una bestia era ella y se giró para verlo en cuanto percibió su aroma.

 -¡Buenas noches lobita!

 La loba posó sus brillantes ojos en él, se puso en pie dejándose ver cuán grade era en su transformación, de un salto llegó hasta el ángel y se le echó encima cargándole todo su peso  haciéndolo caer. Comenzó a lamerle la cara como si fuera un perro, y sin pensarlo el castaño comenzó a acariciarle la cabeza, para su sorpresa el pelaje de la loba era agradablemente suave, por lo que comenzó a deslizar sus dedos por él con buen ánimo. Dando un pequeño gruñido, la loba volvió poco a poco a su forma natural, entonces el ángel metió los dedos entre el cabello de la nuca con cierta satisfacción de tener aquel sedoso cabello entre sus manos y ese delicado cuerpo sobre el suyo. La chica lo miró a los ojos con una gran sonrisa en los labios que el ángel no tardo en de volver.

 -¿Tienes idea de lo afortunado que eres? -susurró la loba con cariño. -cuando te cases conmigo, tendrás una esposa y una mascota en el mismo paquete.

 El ángel no pudo evitar una risita divertida, Sejmet siempre tenía alguna ocurrencia y no se cortaba en decirla sin reflexionar. Envolviéndola con sus alas cubrió la desnudes de su prometida  y depositó un gentil beso en su frente.

 -No digas eso lobita...
-Ya sé porque me gusta que me digas así -le interrumpió la joven acomodándose para susurrarle al oído. - Siempre he querido ser como mi madre y así le decía mi padre, no lo recordaba pero lo he visto en mis sueños... y por mis sueños creo que pronto voy a morir, así que me gustaría pasar todo el tiempo que sea posible contigo.
-¿Crees que vas a morir por tus sueños? -le acarició el cabello con ternura.- Seguramente son solo pesadillas. No te preocupes.
-No son pesadillas... bueno, no del todo. -protestó la loba acomodándose para reposar la cabeza sobre el pecho del ángel.- En mis sueños, he visto mi vida pasar. Ver tu vida en un instante es un mal augurio, creo que significa que voy  morir.
-¿Me contarías qué soñaste?-El ángel se interesó al instante.

La loba lo pensó un momento y sin abandonar su lugar comenzó a hablar con un ligero tono nostálgico.   

"El sueño de mi vida comenzó en mi primer hogar, no sé si te lo había contado, pero vivía en una cueva en una de las montañas, relativamente cerca a la capital del reino oscuro en Dacora. Recuerdo que estaba sentada frente a la entrada sacudiendo los pies, la vista desde ese punto de es hermosa pero yo estaba viendo el cielo. Las nubes formaban una delgada alfombra que si bien cubrían el sol, no alejaban el agradable calorcito, aun cuando lloviera se notaba que solo sería una llovizna refrescante. Amaba los días como ese porque podía ir a jugar sin el problema de quemarme la cara. Estaba molesta pues mi madre no me dejaba moverme de mi sitio, estaba pintándome, hacer retratos familiares era su pasatiempo y me obliga a pasar horas posando para ella.

 -¿Por qué a papi no lo obligas a quedarse quieto para pintarlo?- protesté ansiosa por ir a jugar.
-Porque a tu papi lo conozco tanto que puedo pintarlo con los ojos cerrados. -Me contestó mamá con una hermosa sonrisa.- A ti solo tengo 5 años de conocerte y no has dejado de cambiar desde entonces.
-No es justo, yo quiero quedarme igual para siempre.-protesté.
-Si no sigues creciendo no te volverás preciosa como yo, también fui pequeña como tú, pero crecí y ahora tengo un esposo fabuloso, un bello hogar y una tierna hija... -La vi darle los toques finales a su pintura y luego la giró para que viera el nuevo retrato familiar de ese año.- debes crecer para obtener todo eso cariño.
 -¿Y cuando crezca puedo casarme con papi?- le pregunté sin darle importancia a la pintura.
-No, el ya es mi esposo, tendrás que encontrar otro hombre maravilloso para ti, aunque será difícil que encuentres uno tan bueno como el mío -Se rió-  ya puedes ir a jugar, pero tienes que ponerte un sombrero. 

Me levanté y entré a la cueva corriendo, estaba feliz de ser libre, muy feliz... Mientras corría me envolvía la oscuridad, pero en lugar de sentir miedo comencé a reír. Al llegar al final del túnel ya no iba por el sombrero, había llegado a la habitación de mis padres, era el único lugar de la cueva con puerta.

-¡Abran! ya no es hora de hacer cosas de adultos, ya estoy despierta, ¡abran! -les decía a mis padres mientras golpeaba la puerta.
-Entra, ya no estamos haciendo nada. -Me dijo la voz de papá.

Abrí la puerta y subí a la cama de un salto, tomé una almohada y papá y yo comenzamos una guerra, yo siempre golpeaba con toda mi fuerza el solo fingía darme almohadazos, como siempre mamá nos dejó hasta que terminó de arreglarse y me llamó a que me sentará frente a su tocador para peinarme.

- ¿Sabes qué día es hoy?-preguntó mamá mientras humedecía mi cabello para después pasar el cepillo de madera.
- Sí mami, hoy es el día después de ayer. -contesté y papá se rió.
- En seis días exactamente es tu cumpleaños, tus seis años serán la primera celebración en tu vida. Y por eso te daremos un regalo pequeño cada día hasta tu cumpleaños, ese día te daremos tu regalo de cumpleaños oficial. -Dijo mi padre con ese tono cariñoso que siempre usaba con nosotras. "


-¿Los seis años es una especie de tradición de licántropos?- preguntó interesado el arcángel interrumpiendo el relato.
-No lo sé, para mis padres lo era, dijeron que es a la edad en la que comienzas a de verdad retener lo que aprendes y que si es a la edad en la que comienzas a desarrollar la conciencia es digno de celebrar en grande.  Papá decía que un buen licántropo sabe luchar y defenderse, mamá decía que una dama tenía que ser una mujer competente tanto en las armas como en las artes y labores domesticas. Generalmente pasaban el tiempo enseñándome a pelear, a bordar y a pintar, entre otras cosas. Mi madre era muy cariñosa y me trataba como a una princesa, pero también era exigente y a veces parecía una reina tirana. Esa semana me olvide de toda instrucción y disciplina, solo me dediqué a jugar y a recibir regalos...¿Te sigo contando mi sueño?
-Perdona la interrupción lobita sigue contando. -Dijo el ángel besando la cabeza de la loba.

 

"Después de eso vi que estaba un día antes de mi cumpleaños. Fuimos a Goldara de compras, papá se nos separó porque tenía que ir a recoger mi regalo principal, así que mamá y yo nos paseamos por la plaza de la ciudad, la gente nos observaba, mamá era imponente, podía hacer que alguien bajara la vista con una simple mirada. Todo iba bien, la estaba pasando genial y estaba ansiosa porque papá se nos uniera cuando llegó mi tía junto con su hija. Mamá nos presentó y así supe que era la de en medio de cinco hermanos, charlaron un rato cuchicheando mientras mi prima y yo comenzamos a jugar, ella tenía un par de muñecas, yo llevaba un búho, lo había recogido en el bosque cuando era pequeño y lo crié yo misma, así que no lo dejaba en ningún momento. Mi prima Dalia quería que intercambiáramos, pero me reusé y comenzamos a pelear, aunque era más grande que yo le di una tunda, el único problema fue que me tiró el sombrero y la redecilla negra que cubría mi cabello. Los bucles que a mi madre gustaba hacerme fueron expuestos a la vista de todos, la tía llevaba siervos que cargaban sus compras y al verme no solo exclamaron, hasta se pusieron de rodillas. Mamá me tomó del brazo y me arrastró lejos. Pasamos a toda velocidad por las calles, pero no pudimos salir de la ciudad. Nos salieron al encuentro un par de señores muy elegantes que resultaron ser mis abuelos, después de muchas protestas por parte de mamá los acompañamos hasta su casa. Y me mandaron a una habitación llena de juguetes mientras mi madre y mis abuelos hablaban. Estuve allí hasta que una señora con el cabello cano y arrugas junto a los ojos entró.

 -Mi pequeña ama, tu mami quiere que te lleve con tu padre -murmuró mirando a todos lados.- tienes que venir conmigo rápido y en silencio, nadie debe ver que te vas.

 La vi con desconfianza, pero ella me entregó la argolla de bodas de mamá, jamás se la entregaría a nadie de quien desconfiara así que lo tomé como señal de que de verdad había hablado con ella. Guardé el anillo y seguí a la señora observándola con atención, fue la primer persona vieja que conocí en mi vida así que no podía quitarle los ojos de encima. Salimos de la mansión de los abuelos con dificultada, había mucha gente y dada vez llegaba más, parecía que se estaba organizando una gran fiesta. Pero logramos escapar sin que me vieran, la mujer me puso un reboso para que no mostrara mi cabello y mientas caminaba de su mano no dejaba de decir que era igualita a mamá cuando tenía mi edad. No le contesté, sin embargo me sentí orgullosa de saberlo, de repente ya habíamos salido de la ciudad y nos dirigíamos al oeste cuando escuche a mamá gritar.

 -¡Nana espera! déjame a Sejmet, corre a buscar a Ulrich ¡rápido!
- Pero estás herida mi ama   
-¡rápido he dicho! -exigió mi madre y la mujer salió corriendo.

 Mamá se presionaba el abdomen, sus manos y ropa estaban llenas de sangre, se sentó, pero no pudo mantener la posición así que se acostó despacio, me acerqué a ella asustada de verla sangrar.

 -Ya no tengo fuerza... -me dijo casi en un susurro. -Necesito que me ayudes... presiona fuerte la herida... para que la sangre deje de salir.
-M-mami... -No podía hablar porque estaba llorando de miedo, rompí mi vestido y usando la tela presione tan fuerte como pude.- ¿Así?¿no te duele?
-Con fuerza y no tengas miedo...- me sonrió débilmente.- Tienes que saber... Soy muy feliz... y lo único que me haría más feliz... es saber que tu papi y tú se cuidaran uno al otro... que serás como yo... tan feliz... debes tener... tu propio hogar. 

La obscuridad me envolvió en ese momento comencé a llorar, llorar a grito tendido como lo hace cualquier cría mimada. Y ya no estaba con mamá, estaba sucia, tenía hambre y frío, ya no estaba al aire libre, la oscuridad que me rodeaba era la de una cueva, la cueva que se convirtió en el mausoleo familiar, mi padre estaba allí conmigo, pero era como si no estuviera. Su triste mirada estaba clavada donde descansaban los restos de mi madre y pasaba las horas, los días, quieto como estatua, sin verme, oírme, o hablarme. No comía y no dormía, eventualmente yo tampoco, pensé que era mi castigo y tenía que soportarlo... por mi culpa se murió mi mamá"


La loba se aferró con un poco más de fuerza al arcángel, él la estrechó con sus brazos y alas imprimiéndole un beso en la cabeza. No fue necesario que le dijera nada a la loba para tranquilizarla, dando un suspiro continuó su relato.

 

"A pesar de a la oscuridad, vi el rostro de mi padre y tuve mucho miedo. Aunque fuera un castigo bien merecido no pude soportarlo en silencio, mi padre se veía como si también fuera a morir, no podía permitirlo. Tenía galletas vieja en mis manos, quería comerlas, en lugar de eso se las ofrecí, sin embargo el no se movió. Hacerlo reaccionar de alguna manera, era mi primer misión. Como sabía que no me escuchaba hablarle no tenía sentido, así que comencé a pegarle, mis pequeños puños chocaban contra él sin que consiguiera ni una reacción de su parte, así que comencé a patearlo y a llorar. Allí me di cuenta de que tampoco sentía, el solo veía una cosa así que dejé de pegarle y corrí a la tumba de mi madre y me acosté sobre ella.

 

-¡Mami! Tengo hambre y frío, papi no quiere que lo cuide, tampoco me quiere cuidar. -Comencé a gritar mientras lloraba como una caprichosa. - También vamos a morir...

 Mi padre parpadeo sorprendido, por fin me había visto, murmuró algo que no entendí, pensé que fue un baja de allí, pero no hice caso porque seguía llorando.

 -Es mi culpa, te fuiste por mi culpa, no pude hacer que dejaras de sangrar...  ¿Por qué papi también debe estar castigado?... solo yo debería morir.
-Tú no debes morir... -dijo mi padre acercándose a mí. - No es tu culpa, tenía un fragmento de plata en la herida, ya no llores mi pequeñita.

Me tomó en sus brazos y me acunó, poco a poco mi llanto comenzó a secarse, cerré los ojos y sentí un bamboleo, al abrir los ojos estaba en el barco a Visara...no volví a viajar en barco hasta que un poco más de un año después regresé para llevar los restos de papá, ¿te digo algo? los viajes en barco me atemorizan, tal vez porque he viajado poco en ellos, cada vez que viajaba era porque el mundo que conocía se había hecho pedazos."

 

El ángel deslizó sus dedos por las odas bicolores varias veces, metía sus dedos suavemente entre el cabello hasta tocar ligeramente el cuero cabelludo y acariciarlo con gentileza, de nuevo no hizo falta decir nada, la loba cerró los ojos y respiró más tranquilamente.  

- El tiempo que viví con él en Visara fue espectacular, también lo vi en mi sueños.-Murmuró la loba.
-¿Dejó de ser una pesadilla?- preguntó el ángel con suavidad como temiendo perturbarla.
-Todo el tiempo fue una mezcla de cosas maravillosas y horribles, tal y como es la vida real...
-Entonces viste los momentos buenos con tu padre y luego... -El castaño la invitó a seguir hablando, pensó que como se limpia de impurezas una herida para que no se infecte, si la ayudaba a que sacará su dolor podría sanar aquellas heridas.

A pesar de estar adormecida por las sutil caricia del arcángel, Sejmet volvió a su relato, quizá empujada por el secreto deseo de ser consolada por el ángel, o tal vez porque necesitaba sacar algunas cosas de su almacén de penas interno.

 

"Y luego vi cuando estaba secuestrada por los traficantes de esclavos. Mir era uno de los esclavos personales del líder de escuadrón y me atendía lo mejor que podía, yo era una mercancía cotizada en esos días, querían hacerle el menor daño posible a la mercancía valiosa. No sabía ni su nombre, pero podía ver lo mal que lo trataban, él permitía que le infligieran todos los abusos que les daba la gana, eso me hacía odiarlo y al mismo tiempo tenerle compasión. No quería ser nunca como él y me pregunté si él tampoco quería ser así, noté que le tenían una confianza extrema. Sabían que jamás se revelaría ante ellos, era solo un año menor que yo, así que pensé en ganármelo, un aliado del que nadie sospechaba nada seria útil. Quería que me quisiera para que me ayudara, le comencé  hablar de forma dulce y ya que él no se defendía solo, también comencé a defenderlo, me pareció que nadie lo había tratado bien en su vida pues logré mi objetivo fácilmente. Siempre intentaba ayudarme en lo que le fuera posible.      

 Intenté escapar tantas veces que decidieron encadenarme a otra chica que apenas se movía, mataron a su madre cuando la atraparon y a su padre lo vimos morir cuando fue al campamento a intentar rescatarla. Era apenas un par de años menor que yo y estaba tan deprimida como lo estuvo papá. Al principio atarme a ella funcionó, prácticamente tenía que arrastrarla si quería moverme, así que me tuve que dar a la tarea de hacerla funcionar de nuevo.

 -Niñita estúpida, tu padre murió tratando de evitar que estos sujetos te llevaran y tú dejas que te muevan como un costal sin vida.  -le dije con toda la intención de molestarla, ella me miró y frunció el ceños por unos segundos, luego volvió a perder la vista en la nada. Pero mi insulto la hizo reaccionar así que seguí por ese camino.- Que vergüenza para tus padres morir por un inútil costal, cuando mueras ni siquiera podrán encontrarte en el mundo de los muertos, estarán buscando una niña por la que valía la pena luchar, no un lastre como tú...

 Mis palabras surtieron un efecto inmediato, la chica se lanzó sobre mí, pero la sometí, ella tenía mejores habilidades de combate, me golpeó más que yo a ella, pero mi fuerza y resistencia eran superiores. No me llevó mucho tiempo convérsela de que podríamos escapar juntas, o morir en el intento, entonces llegó un niño nuevo que alteró mis planes. Su aparición perturbó a los secuestradores, decían que era el hijo de alguien con quien no debieron meterse, pero ya lo tenían y querían sacarle provecho. Nos llevaron a otro lugar para unirse a otros de su banda, creían que la diferencia numérica les daría la ventaja contra el enfurecido padre de aquel crio. El niño lloraba mucho, estaba enfermo, solo tenía tres años de edad y me compadecí porque no dejaba de llamar a su papi, yo también quería llorar, quería llamar a gritos a papá, quería que mamá estuviera conmigo para consolarme y pensé que si podía calmar al niño me sentiría bien otra vez. Mamá siempre me hacía sentir mejor, mi segunda misión era ser como ella para consolar mejor a papá, y llegué a la conclusión de que si podía hacer sentir mejor al niño sería más como ella. Me encargué de él lo mejor que pude y viendo que el pequeño se calmaba a mi lado también lo encadenaron a mí.

 Notaron que la otra pequeña había despertado de su letargo y sabiendo que no perderíamos oportunidad de intentar escapar en el traslado, nos encadenaron a Mir. Cuatro niños encadenados juntos, yo con mis siete años me coronaba como la mayor y tenía que organizarlos, tenía que lograr que me obedecieran y solo se me ocurrió una manera.   

 -Mi nombre es Sejmet -Me presenté- el bebé no sabe su nombre así que lo llamaremos peque ¿cuál es tu nombre niña?.
-Adari... me llamo Adari -me miró sorprendida.
-¿Y cuál es el tuyo rubio?  en todo este tiempo no nos habíamos presentado.- le dije a Ramy.
-No tengo, solo soy llamado esclavo, porque es lo que soy. -me respondió dudando un poco.- Espera... mis primeros amos me llamaban Mir, pero cuando estos nuevos amos me trajeron dijeron que no necesito un nombre. Solo el esclavo principal puede tener nombre...
-...no te diré esclavo y Mir suena como nombre para un tonto, te buscaré un nuevo nombre, uno para alguien libre... -los acerque a mí para hablarles en secreto.- Desde ahora yo soy la mamá aquí, ustedes serán mis hijos, los cuidare y harán lo que yo les diga.
-¡Tú no eres mi mama!-replicó Adari al instante.
-Entonces seré tu hermana mayor, pero que te quede claro: ¡yo mando! - le dije en tono firme pero sereno. - y digo que todos son iguales para mí, no pelearan entre ustedes, trabajaremos juntos para ser libres.
-¿Yo también? ¿aunque soy diferente? -preguntó mi pequeño rubio mirando al suelo sin atreverse a vernos a los demás a los ojos.

 Tomé su barbilla y lo hizo levantar la cara.

 -En mi familia todos son perfectos tal y como son.- le guiñé con complicidad- entre más diferente más original, deberías estar orgulloso de ello.

 Los tres aprendieron rápidamente a amarme en verdad, no había nada que no estuvieran dispuestos a hacer por mí. Lo que no había contemplado era que yo también terminaría queriéndolos a ellos, comenzaron a depender de mi, por lo tanto me di a la tarea de cuidar más de ellos que de mí misma. Estuvimos tres meses atrapados, y en mi sueño pude revivir las torturas a las que el maldito Andrass nos sometía para prepararnos a la esclavitud, quería doblegar nuestro orgullo, hacernos creer que la única manera de vivir era doblegándonos a la voluntad de otro. Nos daban latigazos diciéndonos que si suplicábamos se detendrían. Nos mantenían sin comer por días y nos ataban las manos a la espalda, después tiraban sobras de comida al piso, decían que si queríamos comer esa era la oportunidad, que comiéramos como los animales que éramos. Frente a nosotros alimentaban a sus esclavos, les daban cosas diciendo que nuestra vida sería más sencilla si aprendiéramos a obedecer. Nos decían que nuestros padres ya estaban muertos y que nadie nos iba a rescatar. Ya desde esa edad era necia como pocas.

 -¡Los licántropos no suplican!-replicaba soportando latigazos. -Eres el único animal aquí ¡tú traga del suelo! -gruñía soportando el hambre. - No eres nadie para que te obedezca...  

 Eran siempre mis respuestas, estaba muy cansada, ya ni sabía si mi padre vivía o no, de no ser porque Ramy compartía a escondidas su comida conmigo tal vez hubiera muerto. Estaba a punto de claudicar, pensé solo me quedaba un intento más, los mayores murmuraban entre ellos, sabía que algo planeaban. Esperaría hasta que ellos intentaran algo para hacer mi movimiento. Un par de aullidos provenientes de un lugar lejano fueron la señal que dio inicio a una revuelta. Todo se volvió un caos, desde fuera del campamento también estaban atacando y aproveche para intentar mover a mis pequeños. Permanecíamos encadenados unos a otros de los pies, así que para caminar teníamos que tener cierta coordinación, así que necesitaba a todos bien despiertos, el pequeño estaba sujeto a mi por el brazo con una cadena larga para que pudiera cargarlo, el no representó problema. Adari y Ramy tenían miedo de salir, pero era mi última oportunidad y no la iba a desperdiciar.  En medio de aquella revolución alguien tocó mi hombro, por un segundo pensé que todo se había acabado, pero era mi padre. Iba a cortar las cadenas que me unían a los demás para llevarme... si lo hubiera hecho así tal vez las cosas hubieran sido muy diferentes.

 -Sálvanos papi... -le dije tomando al pequeño en mis brazos.

Papá se transformó y nos tomó a todos para salir huyendo, en el campamento todos hacían lo mismo, si bien se coordinaron para lanzar el primer ataque, escapar se quedó corto en los planes, cada quien corría en su propia dirección. Estábamos relativamente cerca de Sabiam, pero en lugar de dirigirnos a la ciudad como lo hicieron muchos, papá nos llevo al lado opuesto. Al dirigirnos al sur nos encontramos con el rio Erall, no sabía a donde pretendía llevarnos mi padre, pero la corriente estaba demasiado crecida como para cruzar, comenzó a buscar un vado rumbo al este del rio, sin embargo se detuvo al darse cuenta de que nos seguían. Eran más de los que podía contener o eso dijo y me miró con angustia. Nunca he olvidado esa cara y volver a verla en mis sueños no fue nada grato.

-No puedo permitir que te lleven de nuevo... Keira nunca me lo perdonaría... -Dijo desenvainando la espada de mamá, la puso en mi cuello dispuesto a degollarme en ese lugar. - Yo tampoco...
-Quiero pelear, quiero pelear por vivir hasta el final papi... -Fue lo que le dije al sentir como el filo me cortaba.
-Se que puedes hacerlo. -Me dijo acariciando mi rostro.- Lucha con toda tu fuerza para llegar al otro lado del rio. Corre al sur, cruzando la selva hasta las montañas podrás llegar a Uzkariavo, di tu nombre completo y en dónde naciste, seguro te recibirán y estarás a salvo, yo los detendré tanto como pueda. - fue lo último que me dijo antes de arrojarme al rio junto con todos los demás "


La loba se llevo la mano al cuello tocando su cicatriz, se levantó solo un poco para buscar los labios del ángel y depositar un suave beso en ellos.

-Me encantaría deshacerme de todas las cicatrices de mi cuerpo menos esta, es la única que es un recuerdo de amor y confianza.-Dijo la licántropo con una hermosa sonrisa.
-¿De amor y confianza? - preguntó el arcángel viéndola a los ojos.
-Sí, el amor de papá, que estaba dispuesto a matarme antes de permitir que me quitaran la libertad y la confianza que me tuvo en mi para dejar que luchara por mi vida.
-¿Lograron nadar aunque estaban encadenados?

 

"En realidad no, el rio comenzó a revolcarnos sin que pudieras hacer la gran cosa para evitarlo, fueron Ramy y Adari quienes daba pelea al rio tratando de nadar al otro lado. Por mi parte más que nadar intentaba mantener a flote al pequeño... ¿Quién iba a decir que eso nos salvaría? ya estábamos ahogándonos cuando de pronto sentí un tiró, Kedne había tomado al pequeño y lo sacó del rio arrastrándonos a los demás gracias a las cadenas que nos unían. Tosimos y jadeamos exhaustos mientras Kedne se encargaba de romper las cadenas que unían a su hijo con nosotros. Ni siquiera volteó a vernos, su atención estaba concentrado en su pequeño quien lo abrazaba y le besaba la cara feliz de volver a verlo. Se iba a ir sin tomarnos en cuenta pero el peque comenzó a llorar y extender sus manitas a mi llamándome mamá.

-No dejech pa yuda a mami -dijo el peque señalándome. Kedne me miró alzando una ceja y rompió las cadenas de todos.     
-Esta cría no es tu mamá, pero mira ya la ayude, ahora nos vamos. -Explicó Kedne y comenzó a caminar con su pequeño en brazos.
-No se vaya señor, rio arriba están atacando a mi papá, ayúdelo por favor...
-No veo por qué deba importarme lo de tu padre.
-Mi padre nos liberó de los secuestradores, por lo tanto salvó a su hijo. -le gruñí.
-Yo los saqué de rio, la deuda esta saldada.

 Sin volver la vista atrás Kedne comenzó a caminar y yo me sentí abatida, era enorme y se notaba su fortaleza a leguas, podía ayudar a mi padre, pero no quería, se llevaba a uno de mis pequeños y yo ya no podía hacer nada, absolutamente nada. Me eché a llorar como tonta, gimoteaba llamando a mi papá y el pequeño comenzó a golpear la cara de Kedne y a exigirle que no me hiciera llorar.

-Tu papi quiere dejar morir a tu abuelito... yo iré a salvarlo solita.- le dije al peque.
-Ayumale pa, ayumale -exigió el pequeño y al no ver reacción por parte de Kedne comenzó a pegarle y retorcerse para liberarse de sus brazos mientras gritaba- ya no quelo a pa, chueltame voy co mami
-Maldita mocosa... -dijo Kedne tomando su hacha. -¡Cuídalo!

Me entregó al peque sin saber que a partir de ese momento se ocuparía de todos nosotros aunque no lo quisiera. Al paso del tiempo, a aunque el pequeño y mi padre habían muerto seguimos bajo su protección. Adari nos dejó para seguir el amor, tiene buenas redes porque logró atrapar al que ahora es su esposo... para proteger a Ramy tuve que hacer cosas de las que no quiero hablarte y estoy segura que tampoco quieres saber los detalles. Solo diré que se sentía momentáneamente bien y luego me dejaba una horrible sensación de estar sucia por dentro, me sentía degrada e indigna de mis padres, para aliviar ese sentimiento de culpa, me prometí que jamás me entregaría del todo, para que valiera la pena solo lo haría con alguien que en verdad me amara. Seguí esa consigna hasta que logré enviar a Ramy a Dacora para que se labrara un futuro."

 La guardiana detuvo su relato y besó la mejilla del sanador dando a entender que ese sería el fin de su historia.

-Me gustaría saber un poco más...
-Y a mí me encantaría contártelo todo Raphael, pero mira -la loba señaló el horizonte.- Ya amaneció y debo partir a una misión con Ramy.
-¿Llevaras a Mir a una misión?
-La temporada de caza en Veimow ha sido suspendida por causa de los no-muertos, las pieles y cueros del sastre loco no han llegado a tiempo y está desesperado. Quiere estar allí cuando se reanude la caza para ser el primero en escoger y obtener lo mejor. Perdón por no dejarte dormir en toda la noche.
-Vale la pena si es  contigo.

La loba se puso en pie y el ángel la cubrió con su saco, se dieron un beso y un último abrazo antes de despedirse en la plaza. Sejmet sonrió al ver como el ángel se alejaba y se fue a la sastrería pensando en que lo primero que haría al regresar a Arcania sería buscarlo, si es que regresaba con vida. 

Para el rol de :iconcuentos-por-colores: Cualquier falla que encuentren avíseme y lo corrijo. Gracias por leer :hug: 
Será una secuela aquí el siguiente: fav.me/d926872
© 2015 - 2024 ClauCabyClausy
Comments4
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Meru-KeepAlive's avatar
Uffff, pobrecilla Sejmet ;_____; Me ha gustado mucho leer sobre su pasado, siempre me había dado mucha curiosidad, pero jo, TODO EL DRAMA. 
Me encanta que sea la mamá de todos. Es fabulosa.