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Tarta de agradecimiento

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ClauCabyClausy's avatar
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Ademar recorrió  Alethia algo apesadumbrado, a donde quiera que miraba la gente parecía ser atacada por alguna enfermedad, piel pálida, ojos vidriosos, expresiones que intentaban disimular el sufrimiento. Tal parecía que quien no estaba enfermo de algo, se encontraba exhausto de pasar noches en vela cuidando de alguien, era sin duda una situación problemática, con todos tan débiles los casos de corrupción iban en aumento.  ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que la corrupción se expandiera? La charla con el sanador de la ciudad no fue nada alentadora al respecto. El guardián estaba bien equipado con un par de barriles con té y poción contra la corrupción respectivamente, el peliazul se dedico a suministrar la poción a quienes la necesitaban y a poner en cuarentena a los casos más avanzados. Mientras tanto el sanador se dedicaba a repartir el té al resto la gente enferma, solo por si acaso. Explicarle a las familias lo que les esperaba a los que tenían la enfermedad más avanzada, fue lo más duro de realizar. El llanto, el enojo, la impotencia y la incredulidad de la familia ante aquella penosa situación, no eran nada en comparación al sentimiento que se agolpaba en el pecho del tritón al tener que llevar a cabo la tarea de eliminar al recién no-muerto. Algunos familiares terminaban golpeándolo, y el joven soportaba estoicamente aquellos desplantes, la frustración de perder a quien amas sin poder hacer nada al respecto era algo que conocía bien. Recibir la ira de los dolientes le daba cierta sensación de penitencia que había aprendido a aceptar.

-¿En verdad es imposible que se cure la corrupción? - preguntó un joven que parecía tener casi la misma edad del guardián.
-Sólo si esta en un estado demasiado avanzado, llega un momento en el que ya no asimilan ningún tratamiento. -Volvió a explicar con paciencia y amabilidad el guardián.
-Entonces mi madre...
-No se preocupen, parece que a pesar de la precaria situación, todo saldrá bien, los enfermos que quedan están respondiendo adecuadamente al tratamiento. -Dijo el tritón para todos los familiares de los enfermos que lo rodeaban. -honestamente dudo que se presenten más bajas si seguimos por este camino.

La gente que rodeaba al guardián escuchaba con cierta incredulidad. El sanador tuvo que intervenir, explicar de nuevo punto por punto la situación hasta que los preocupados parientes se sintieran convencidos. Solo el joven miraba al tritón, le parecía que se veía fatigado y era lógico. Desde su llegada a la ciudad, había recorrido el lugar procurando brindar ayuda a todo el que podía. Había recibido la ira irracional de dolientes sin queja, y se había mantenido tan ocupado que ni siquiera se había tratado las secuelas de aquella desagradable experiencia; el apacible guardián tenía un ojo morado, el labio roto y algunos araños aquí y allá, dejados por un padre, un hermano y una viuda respectivamente. El joven pensó en lo afortunado que era al poder evitar aquel trago amargo, seguramente el también se habría ido contra el guardián, quien más que ser visto como el tritón que era, ya estaba catalogado como "ángel de la muerte" por muchos.  Lo vio retirarse discretamente del grupo y lo siguió con curiosidad, el saber que su madre estaba prácticamente a salvo, hizo que su mente tuviera oportunidad de desviarse a investigaciones más amenas.

El guardián de Arcania se metió a una fuente pequeña, era tan pequeña que se podía catalogar como un simple bebedero, pero sin importarle aquello el guardián entró a ella dejando la mayor parte de la aleta fuera y permitiendo que el chorrito de agua callera sobre su cabeza. El joven se acercó para verlo mejor, quería hablarle y esa parecía buena oportunidad.

-No debería quedarse allí guardián, Valtek podría venir y ponerle el otro ojo morado. -dijo el joven listo para evaluar la reacción del tritón.
-Si eso hace sentir mejor a Valtek... -dijo el peliazul cerrando los ojos despreocupado.
-¿No piensas curarte? parece que tuviste un pleito de taberna. -le dijo con mayor familiaridad al ver que su presencia no parecía molestarle.
-En cuanto descanse un poco. -Le sonrió sin abrir los ojos y se llevó las manos al vientre entrelazándolas.
-¿Cómo te llamas guardián?
-Mi nombre es Ademar -Dijo el tritón abriendo de nuevo los ojos para ver al otro joven.- ¿Cuál es el suyo?
-Me llamó Tristán, mucho gusto Ademar -el joven le extendió la mano y Ademar la tomó cordialmente.- ¿Por qué me hablas de usted? me parece que soy un poco menor que tú.
-No es por molestarlo, me educaron para que hablara así ¿le molesta que lo haga?-preguntó el tritón planteándose el hablarle menos formal, pero el joven negó con la cabeza así que siguió hablándole de la misma manera.-   ¿En qué puedo servirle Tristán?
-Me preguntaba... ¿Qué tuviste que hacer para convertirte en guardián?
-Realmente no hice nada... me llamaron y yo acudí.
-¿Por qué te llamaron? ¿Eras el más fuerte en tu laguna?
-No vengo de una laguna, soy de agua salada. y no, no era el más fuerte, ni el más listo, ni siquiera el más popular, solo ocurrió -Se encogió de hombros.-  como por azar...
-Pues algo debes de tener de especial ¿no?
-Eso me gustaría creer -le sonrió amable. -¿Te puedo servir en algo más?
-Bueno, me preguntaba... ahora que eres guardián ¿Eres más popular? -se rascó la nuca un poco incomodo de hacer ese comentario. -Me refiero... con las chicas ¿Tienes novia en cada pueblo al que vas o algo así?
-No tengo novia ni dada que se le parezca -Respondió un poco avergonzado.
-No te creo, ayudas a las personas, peleas con los malos, a las chicas les gustan esas cosas heroicas ¿no?

Ademar levantó una ceja dudando lo que decía el joven. No estaba seguro porque, pero sintió como un viejo y que aquel joven era un niño ingenuo. Lo observó con cuidado, estaba seguro de que hacía no mucho tiempo el también fue así. Tenía su lado gracioso el que alguien pensara que ser guardián era podría volverte "irresistible".  Tristán tenía la cara de un muchachito que quería encontrar el hilo negro de popularidad y no una popularidad cualquiera, sino la popularidad con las damas. El tritón estuvo a punto de reírse al pensar que había escogido a un muy "mal árbol para buscar sombra", si algo desconocía por completo era la forma de conseguir que una chica lo tomara en cuenta.

-Me temo que no puedo ayudarte a descubrir lo que quieres saber. -Dijo el tritón dedicándole otra sonrisa.- Las damas jamás ha sentido interés real por mí, ni antes ni después de convertirme en guardián.
-¿Qué rayos? ¿Por qué no? Si alguien gallardo y con una ocupación importante no tiene oportunidad ¿Qué nos queda a la gente común?
-¿Gallardo?
-No es posible, tal vez no te has fijado en nadie, piénsalo ¿Qué te falta para poder ligar a la chica de tu elección?
-..."¿Ser noble, tener una prometida a la que pueda serle infiel y después dejarla, ser poderoso y legendario, ser un maldito pelirrojo, será eso, tal vez sea eso?" -pensó el tritón sin decir nada. Al ver que el muchacho no le quitaba la vista de encima esperando respuesta se vio obligado a responder. -Tal vez que no me importe mi inferioridad y tener valor para que me rompan el corazón en pedazos.
-¿A qué te refieres?
-Un amigo muy inteligente me dijo: " abrir el corazón a una mujer es exponerlo para que te lo haga pedazos"
-Eso suena muy amargado -hiso un par de movimientos con la mano para alejar la idea como quien aleja a un insecto.- ¿Qué piensas tú respecto a eso?
-Creo que el amor está situado justo en la frontera entre la felicidad y el sufrimiento... solo siendo tonto me iría voluntariamente a ese lugar... - "otra vez" pensó el tritón dando por terminada esa funesta charla.
-Tienes razón... -Dijo Tristán llegando a la conclusión que esperaba.- Hay que tener valor, me declararé hoy mismo, así cuando mamá esté mejor le presento a mi novia o finjo que nada ocurrió.

El joven dejó a Ademar bastante confundido ¿Qué clase de charla había sido esa? y además era un desconocido ¿por qué tanta confianza?. Decidió no darle más vueltas al asuntó y ponerse a trabajar. Platica incomoda o no, ya había descansado un poco y tocaba turno de investigar lo que pudiera sobre la forma en que se introdujo el contagio de corrupción a la ciudad.  

Dio vueltas por todos lados buscando rastros de una fisura, buscando alguna señal de alarma ante el ataque o avistamiento de algún  no-muerto, pero nada de eso parecía tener lugar en aquel pacifico poblado. Se detuvo un momento en la plaza y se sintió de mejor humor al ver que la gente comenzaba a verse más relajada, unas jóvenes se acercaron a él con curiosidad, por su puesto le pidieron que cantara algo en cuanto se sintieron más en confianza. Al tritón le disgustaba cantar en público, detestaba que lo obligaran a hacerlo en su aldea natal y de igual manera sentía desagrado cuando le pedían hacerlo en el exterior, pero ya no quería comportarse de forma grosera, no quería tener que estarse disculpando, tener remordimiento lo incomodaba aún más. Antes le salía natural ser gentil, ahora tenía que forzarse para serlo y aparentar naturalidad. Intentó reusarse amablemente como lo hacía antaño, sin embargo las jóvenes insistieron tanto que otros paseantes de la plaza se interesaron y se acercaron para incitar al tritón que los deleitara con algo.

-Cantaré algo... pero no esperen un gran espectáculo de mi parte.- Les dijo de manera amable, aunque en su interior estaba recordando lo que su padre le había dicho de que los de el exterior veían a las sirenas como entretenimiento.

El tritón cantó en su lengua natal un antiguo réquiem. Tenía en mente a las personas que tuvieron un cruel final en esa misión, poco a poco la gente se aglomeró a su alrededor. La melancólica letra le llego al corazón a cuantos escuchaban, sentían algo de tristeza, pero también los llenaba de paz. Al terminar su interpretación se sintió un poco más agotado que antes, la gente que lo miraba con expresión agradecida le hizo cambiar su humor y sentir que valía la pena forzarse a hacer algo que no quieres si puedes traerle un buen momento a otros. Se disculpo y procedió a buscar un hostal para quedarse, necesitaba dormir.
Apenas había conseguido una habitación, se dirigió al baño para llenar la tina, estaba a punto de entrar cuando un par de golpes ansiosos hicieron sonar la puerta.

-Ademar, ¿ya te dormiste? estoy seguro de que no has cenado -dijo la voz de Tristán antes de golpear de nuevo.
-Adelante. -dijo el tritón dando un suspiro. - A penas me disponía a dormir y no, no he cenado.
-Que bueno te traje un detallito para agradecerte lo que haces por esta ciudad.

Ademar miró la tarta que el joven le ofrecía intentando disimular su desgano, aún no terminaba de gustarle la comida del exterior  y desde que había probado la repostería de Sejmet y Nathaniel, lo que otras personas le ofrecían se notaba un tanto inferior. Aun así recibió aquel regalo con buena cara, si bien estaba seguro de que no estaba tan delicioso como el joven afirmaba, era un regalo de verdadera buena voluntad y podía apreciarlo por ello. La presentación del postre era buena, la decoración con crema, fresas, cerezas y kiwi le daban una apariencia apetitosa, así que el guardián comió la mitad del postre, si bien su sabor no era espectacular se sintió agradecido por el gesto.

-¿Verada que está deliciosa? -preguntó Tristán de una manera que parecía más una afirmación.- la hizo ella...
-La chica que le gusta, supongo.- dijo el tritón limpiándose la boca y cubriendo el resto.
-Sí, es como el postre preparado por una Diosa... ¿No te la comerás toda?
-Dejaré algo para el desayuno de mañana ¿Se declaró? ¿Qué tal le fue?- le preguntó con la total intención de incomodarlo y que se fuera. Pero el efecto fue contrario.

El joven habló con desparpajo sobre la apertura de la nueva panadería y la llegada de esa chica angelical a la ciudad, a pesar de ser rechazado con una enorme sonrisa e indiferencia por aquella chica esa tarde, no perdía las esperanzas  de conquistarla eventualmente. Llevaba una botella de licor con él y mientras describía a su maravillosa amada y sus tantas cualidades bebía descontroladamente, hasta que por fin el alcohol le hizo efecto y se quedó dormido. Ademar agradeció internamente aquel resultado, tenía algo de nausea y necesitaba urgentemente descanso. Entró a la tina y se durmió al instante, fue acosado por terribles pesadillas hasta que despertó, salió del agua vomitando junto a la tina y sintiendo un malestar horrible, estaba afiebrado y el estomago le dolía como nunca. Volteó a ver lo que quedaba de la tarta y comprendió lo que pasaba enseguida. Tomó poción contra la corrupción y en cuanto se sintió mejor despertó a Tristán.

-Tienes que decirme en dónde está la panadería. -Repetía el tritón sacudiendo al joven en un intento de hacerlo reaccionar.

Después de mucho insistir logró hacer que el joven se moviera y lo guiara hasta el lugar. Obviamente estaba cerrado, pero Ademar no estaba dispuesto a esperar para aclarar sus sospechas. Ignorando los comentarios del chico, que deseaba volver a primera hora y hablar con la encargada, golpeó con fuerza la puerta y esta cedió con mayor facilidad de lo que esperaba. Tristán intentó detenerlo, sin embargo lo hizo a un lado con solo una mirada fiera, en ese momento prefería ser grosero que perder el tiempo. Estuvo a punto de sentirse culpable al ver que en el interior del local no había nada fuera de lo normal, aun así, ya había tirado la puerta, iba a investigar a fondo. Avanzó deslizándose sigiloso hasta la cocina, con el joven Tristán casi pisándole la aleta, por más que le dijo que se quedara afuera él lo siguió esperando poder canturrearle un "te lo dije" cuando descubriera que no había nada malo en el lugar. Todo seguía teniendo un aspecto normal... a excepción de un montón de barriles. Todo era nuevo y pulcro, aquellos contenedores eran lo único que sobresalía, por su notoria antigüedad.

-¿Lo ves? la señorita no tiene nada que ver con la enfermedad... Salgamos y arreglemos la puerta antes de que alguien se dé cuenta de que estuvimos aquí.
-Usted salga de aquí, no tiene nada que hacer siguiéndome Tristán.  

Sin esperar a que el joven obedeciera levantó la tapa de uno de aquellos barriles y se encontró con la prueba que estaba buscando. Los productos que estaban en el contenedor estaban podridos, abrió uno tras otro encontrando en ellos toda la fruta corrupta, todos los ingredientes llenos de un líquido verdoso y un hedor insoportable que no habían inundado todo el local seguramente gracias a un hechizo. Tristán se llevó la mano a la boca haciendo arcadas y dio un par de paso hacia atrás, dio una especie de chillido al toparse con la chica que atendía el lugar. A diferencia de todos los habitantes, la muchacha se veía bastante sana, sus mejillas estaban rosadas y su brillante cabello bajaba llamativamente por sus hombros.

-¿Puedo servirles en algo?- preguntó la chica con una radiante sonrisa.
-¿Por qué haces esto?¿Quién eres? -Preguntó el tritón desplegando el tridente.
-Ademar espera... -El joven iba a protestar cuando el guardián lo atrapó en una burbuja de agua y lo lanzó fuera del local.

Al llegar a fuera la burbuja se reventó y Tristán rodó por la calle totalmente empapado, tosió un poco y cuando se disponía a regresar pudo ver como un hombre que pareció salir de la nada se paró junto a la chica de sus sueños y todo se volvió como una pesadilla. Fue como si incluso la luz se hubiera menguado, los pasteles exhibidos en los aparadores de la entrada perdieron su delicioso atractivo, pudo verlos asquerosamente podridos como estaban en realidad y el hechizo que se rompió con la presencia de aquel sujeto, también dejó ver la realidad sobre la dama por la cual había estado suspirando. La chica no era más que una marioneta podrida de aquel aprendiz de nigromante, una putrida y descarnada no-muerto que se lanzó contra el guardián de Arcania, no le quedaba belleza alguna, pero si una fiereza que el joven encontró inconcebible.  Por un momento pensó que Ademar no tendría oportunidad alguna, después de todo el tritón no había abandonado su forma para combatir... pero que equivocado estaba.

Ademar recibió el ataque de la no-muerto con su tridente. La calvó por el vientre y la levantó por encima de su cabeza describiendo un semicírculo, solo para dejarla caer pesadamente contra el suelo, esquivó un ataque de magia corrupta tirándose al piso y derribó al aprendiz de nigromante con un tremendo coletazo. Un puntapié de la marioneta no-muerta que se había puesto en pie, impulsó al tritón hasta donde cayó el otro contrincante y aprovechando la cercanía el guardián le tomó la cara con fuerza impidiéndole abrir la boca para conjurar de nuevo. Se giró al sentir que la no-muerto se le venía encima y fue el aprendiz quien recibió el pisotón que la chica corrupta iba a darle. Soltó a su adversario para escurrirse rápidamente y tomar el tridente que aún permanecía en el abdomen de la no-muerto, tiró de él liberándolo de la carne podrida y clavó la hoja del lado opuesto de su arma justo entre los ojos del aprendiz de nigromante. Mientras aquel convulsionaba levemente el tritón atrapo en una burbuja de agua a la no-muerto y la arrojó contra los barriles de ingredientes corruptos, repitió una y otra vez la misma operación, estrellando a la chica contra todo en el local hasta que quedó hecho pedazos. Respirando agitadamente el guardián recuperó su arma y procedió a decapitar a sus dos adversarios, acto seguido prendió fuego al local.

Saliendo del lugar en llamas se topó con Tristán, quien lo veía con los ojos como platos y la boca igualmente abierta. El peliazul tragó saliva intentando normalizar su respiración, quería decir algo que tranquilizara al joven, no estaba seguro de si estaba aterrado o no, pero sabía que seguro ver a la chica de la que estaba enamorado en esas condiciones no había sido grato. Pero el tritón se sentía fatal, el combate y el hedor del lugar le habían hecho estragos.

-Hombre... eso fue... -Dijo Tristán adelantándose a lo que el guardián quería decir.- ¡ÉPICO!

Por respuesta involuntaria el tritón se inclinó y vomitó lo poco que quedaba en su estomago en los pies del joven, quien cerrando los ojos hizo una exclamación.

Rato después y habiéndose aseado, los dos muchachos vigilaban el incendio para que no se propagara, cuando la gente comenzó a aglomerarse para ver el siniestro, el guardián les explicó lo sucedido. Les encargó que corrieran la voz de que todo lo que se hubiera comprado en la pastelería tenía que ser quemado, así podían evitar que las enfermedades y la corrupción siguieran propagándose. Dando por concluida la misión el tritón pensó regresar al hostal y dormir un poco antes de regresar a Arcania, pero Tristán no parecía tener intenciones de dejarlo.

-Lamento lo de su novia, pero ahora necesito descansar antes de volver a Arcania. -Dijo Ademar tratando de ayuntar al muchacho.
-No era mi novia, ahora me da gusto que me rechazara -dijo sonriente el joven mientras seguía al tritón.
-Supongo que no sentía un amor tan profundo...
-Ni sabía cómo se llamaba, pero te juro que el corazón se me aceleraba al verla.
-No se ofenda, pero no creo que eso sea amor. -Dijo el peliazul con resignación al ver que el joven no pensaba dejarlo.    
-¿Por qué no? para amar no se necesita razón o un por qué -le dio una palmada en la espalda.- el amor a primera vista es el más puro.
- Difiero de eso... creo que para que sea verdadero amor y no solo las hormonas llamando, debe haber una razón para que alguien te guste... pero usted puede creer lo que quiera.
-¿Qué es lo que necesitas para que alguien te guste? tal vez eres muy exigente y por eso no tienes novia.
-Antes solo quería a alguien que me notara, que se diera cuenta que soy algo más que un simple ser vivo, más que un juguete, más que una mascota... alguien que vale la pena conocer. -Suspiró cansado. - pero ya no me interesa, si se alejan de mi mucho mejor, al menos así estaré tranquilo.
-¿Estás loco? ¿Acaso no te gustan las chica? Solo falta que me digas que estas mejor rodeado de hombres. -Sin pensarlo el chico se apartó un par de pasos.
-No me molesta la compañía de los de mi propio genero -le dijo al ver su reacción.

Tristán se detuvo en seco y se despidió apresuradamente. Ademar sonrió y se dirigió al hostal para ahora si descansar un poco antes del viaje de regreso, por fin estaba seguro de que el joven no lo molestaría más, lo que hubiera pensado de él lo tenía sin cuidado, lo importante era poder dormir.
Misión de Ademar para el rol de :iconcuentos-por-colores:
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Comments5
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Kastarnia's avatar
Ayyy el final. xDDDD

Vengo a dejarte recompensas:
+ 40 monedas de oro
+20 puntos de experiencia.
+ Confianza con la gente de Alethia

Ay Ademar, yo quiero que seas feliz. *le tira a Arlyn a los brazos* x'd