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Muestras de amor

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ClauCabyClausy's avatar
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Sejmet salió de su habitación cabizbaja. Desde que volvió a la corte de las sombras había descubierto el aroma de Usagi; ahora podía percibirlo cada vez más cercano, seguramente estaba bajando las escaleras. En su mente, la presencia de la humana en los aposentos del emperador por tanto tiempo sólo podían significaban una cosa... Y si su señor estaba feliz, (y seguramente la humana también) ella no tenía que decir nada. No era su asunto, pero no podía dejar de pensar en Ademar, quien al igual que Nathaniel tenía que pasar por una temporada de corazón roto.
Si la loba tuviera el poder de manipular los sentimientos de sus amigos, lo haría sin dudar. La ética no era algo que le importara si lograra hacer que ellos fueran felices.
Se disponía a salir a la plaza cuando Usagi bajó como una tromba por las escaleras. Pensó en perseguirla y se enfiló escaleras abajo para ver si estaba bien, pero un estruendo y un terrible rugido detuvieron sus pasos. Miró hacia arriba sorprendida y escuchó la destrucción de mobiliario en los aposentos del emperador. No le hubiera importado y hubiera corrido tras la humana para ver como estaba, de no ser por potente alarido que encabezó los ruidos de la última planta.
Se puso pálida al reconocer más que sólo frustración o rabia en aquel sonido.
Sin pensarlo se dio media vuelta y comenzó a correr escaleras arriba. La loba daba saltos y se brincaba varios escalones en su afán de llegar lo más pronto posible a la última planta.

-No puede ser –se dijo la chica durante su asenso- Soy una tonta, egoísta sin remedio. Estaba tan feliz de pensar que el señor Balthazar tenía la capacidad amar… olvide que con la posibilidad de amar también viene la de sufrir.

Al llegar a la habitación de emperador la licántropo entró imprudentemente, por lo que fue recibida con un potente puñetazo. El tremendo golpe la mandó de regreso por donde vino. La chica sacudió la cabeza aturdida, se puso en pie de nuevo y regresó a la habitación sin dudarlo. Se acercó con más precaución esta vez, deteniéndose donde el demonio la viera frente a frente.  

-¡Mi señor!  Si tan solo se calmara un poco y hablara conmigo tal vez…
-¡Largo! –Le interrumpió el demonio y al ver que no se movía la tomó por el cuello. – Necia ¿quieres morir?
-Moriría por usted… pero preferiría  vivir… para ayudarle… - respondió a duras penas.

El demonio la miró con rabia. En general era intimidante, estaba al doble de su tamaño habitual, semitrasformado y con una mirada asesina.

-¿Tú? ¿Ayudarme a mí? – la levantó poniéndola su altura para verla directamente a los ojos.

Ella ya no pudo contestar, pero, a pesar de resentir la falta de aire le sostuvo la mirada. Los ojos de la peliblanca no reflejaba miedo, pese a que estaba aterrada, solo mostraba su gran determinación. El emperador la arrojó contra su escritorio haciéndolo añicos, de un salto cayó sobre ella pisándola.    

-Solo mírate ¿Qué puedes hacer por mí?- remolineó su pie sobre la chica sofocándola.
-Por lo menos… distraerlo… que se olvide... por un… momento… de su aflicción…
-¿Eres estúpida? –preguntó quitándole el pie de encima.
-¡Mucho! –Replicó tosiendo y tratando de incorporarse.- Pero, no soy la primera perra estúpida que se deja patear por su amado amo.

Como única respuesta fue arrojada por la venta. No tuvo tiempo de dolerse del terrible impacto de la caída, pues tuvo que esquivar una ráfaga de fuego arrojada por su señor. El pelirrojo miró como las llamas alcanzaron el brazo de la loba, pero en lugar de escapar ella se golpeo para apagar la tela y levantó la cara hacia él. Sin titubeos le sostuvo de nuevo la mirada.

-Voy a estar bien –dijo el Emperador volviendo a su radiante forma habitual.
-Lo sé mi señor- le sonrió y le hizo una penosa reverencia.
-Ve a que te atiendan, no quiero que te mueras allí y me arruines la vista.
-Lo que usted diga… pero volveré.

El pelirrojo desapareció de la ventana y la loba salió disimulando su dolor lo mejor posible. Al parecer nadie notó lo que había pasado y quería que todo siguiera así. Pensó en pedirle ayuda a Raphael, pero no deseaba decirle quién la hirió, además seguramente estaría muy ocupado con tantos heridos y problemas. Entonces su mejor opción era Nathaniel.
Tenía varios trozos de vidrio y astillas por todo el cuerpo, por lo tanto debía llegar rápido si no quería desangrarse por el camino. Podía sentir las costillas rotas ahogándola y la tierra parecía moverse bajo sus pies haciéndola trastabillar un poco en el barrio oscuro. Se apoyó en un muro tratando de recuperar el aplomo cuando sintió el aroma de Usagi.
La humana la miraba desde su escondite en un callejón, se secó las lágrimas y se dirigió hasta la loba con la intención de ayudarla.    

-Sejmet-san estás…
-No te me acerques y no me toques –gruñó la loba irguiéndose.

La peligris siguió su camino a la cafetería seguida por la preocupada humana. Ademar se encontraba en el local junto con su herma. El tritón y el  elfo no disimularon su preocupación al ver el estado de la loba. Usagi aprontó una silla para que la loba se sentara, pero ella se reusó a sentarse soltándole un insulto. La humana se sonrojó un poco ante la segunda grosera negativa de la loba. Era claro que no quería su ayuda, pero estaba preocupada por ella. El elfo comenzó a sacar los vidrios de entre las ropas y el cabello de la loba mientras el tritón le enjuagaba las heridas.  

-¿Qué te pasó? –preguntó el peliazul
-¿No ves? Me caí por la venta.
-¿Y cómo explicas la quemada?
-Caí en una fogata, estaban haciendo una ofrenda a los Dioses… para agradecer el éxito en la batalla.
-Sejmet-san…
-¿Cuántas veces tengo que decirte que no necesito ni quiero tu ayuda? ¡¡Lárgate de una vez!!
-Lo siento… -la humana se inclinó como solía hacerlo y salió apresuradamente de la cafetería.
Ademar la persiguió sin dudarlo dándole alcance rápidamente.
-Ella suele ser demasiado orgullosa, discúlpela por favor – pidió el tritón.  – Seguramente ya se está arrepintiendo de haberle hablado así… ¿Se encuentra bien?
-Estoy bien –mintió
-Sus ojos la delatan, espéreme aquí, haré que Sejmet venga y se disculpe ahora mismo.
-¡No! Ademar-san, no tiene que ver con Sejmet.
-¿Entonces? Puede decírmelo.
La humana bajó la cabeza sonrojándose. El tritón era muy amable y ella estaba bastante dolida.
-Es que… por un momento pensé que era más de lo que soy –La voz se le quebró al recordar que el Emperador no la ama a ella.
-¿Qué está diciendo? Señorita Usagui-san. Es la mujer más dulce, valerosa, fuerte y noble que he conocido en el exterior, usted vale un millón de veces más de lo que cree, incluso el doble de eso.  

Sin pensarlo el tritón la abrazó tratando de consolarla, se le rompía el corazón de verla sufrir, deseaba ser de ayuda, borrar su dolor, aunque sabía que para él era imposible. La cruda realidad era que para la humana apenas si era  un conocido más. Fue cuando se dio cuenta de que estaba siendo demasiado atrevido al abrazarla. No era Sejmet o Laila, ella nunca le había dado ese tipo de confianza y quizá la estaba incomodando aún más. Se sonrojó y se apartó despacio, tratando de disimular, bajo la mirada al piso y se inclinó respetuosamente.

-Perdóneme, solo trataba de darle a entender que cuenta conmigo para lo que necesite.
-C-creo que tengo que irme.
El tritón estaba demasiado avergonzado como para ver la cara de la castaña, tenía miedo de la expresión que estuviera haciendo. Imaginó que sería de desagrado ya que era demasiado amable para mostrarle desprecio.
-Lo entiendo, antes de que se vaya… -tomó un comunicador que le había dado Nathaniel para su hermana y se lo ofreció a la joven. – Acéptelo por favor… si alguna vez quiere hablar, sin importar el momento o el lugar,  solo tiene que frotar dos veces la perla del centro y yo estaré a su disposición.

Después de un par de minutos mirando el suelo, en lo que se sintió como si hubiera pasado una hora, la humana tomó el comunicador y se retiró en silencio.
Este mini relato es algo que se salvó de mi perdida de datos en la recuperación de mi compu gracias a que lo tenía guardado en el sta.sh. Cuando hice la historia quería meterme en la situación del momento en Arcania y le agradezco mucho a :iconkastarnia: por permitirme usar a sus niños y sacarlo a la luz.  
© 2016 - 2024 ClauCabyClausy
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Reigkye's avatar
Sejmet es cabezona, cabezona, cabezona jajajaja Es verdad, esto es de hace tiempecillo ya.... Cuando Reika se entere (bueno, primero cuando se recupere que anda convaleciente) de que Bal le rompió el corazón a su jardinera, van a rodar cabezas xDDD

De los prontos de Bal ni hablamos. Este emperador necesita terapia, pero es tan :heart: que todo se lo perdonamos jajaja